26 junio 2010

Naranjas de desayuno

Érase una naranja, redondita, naranja que crecía en su naranjo. Creció y creció y fue recolectada. Y vendida. A precio ridículo, una miseria. La vendieron junto con 6 o tal  vez 7 de sus compañeras por 1 céntimo. Algunas de sus hermanas consiguieron quizá un mejor precio, pero no mucho mejor. 

Pasaron de mano en mano, las metieron en redecillas, las declararon "de zumo". Se sintieron insignificantes. Por su precio y por lo que sabían que sería su fin. 

Sin embargo, algo extraño ocurrió. Tras ser exprimida junto a una de sus hermanas, y caer en un pequeño vaso, de cristal, la pequeña naranja, o lo que quedaba de ella, desde la basura, arrugó su cáscara naranja en expresión de sorpresa. Ahora y sólo ahora, su precio había cambiado, escandalosamente, inexplicablemente. Desde su pequeño lecho de muerte, la naranja pensó: ¡Vaya morro!

23 junio 2010

Todos necesitamos un psicólogo

A veces me gustaría que en España tuviéramos la cultura que tienen los argentinos con la psicología. En un mundo donde todo gira a 200 km/h, donde prima el aquí y ahora y en el que el "no" se acepta entre mal y muy mal, a todos nos vendría fenomenal una pequeña orientación.

Porque todos "tenemos lo nuestro", más o menos pero lo tenemos. El querer afrontarlo y reconocerlo nos humaniza y nos hace preciosamente imperfectos.

Creo que el miedo que sentimos a los psicólogos parte del completo desconocimiento y también, y principalmente, de las pocas ganas que tenemos de revolver nuestras vidas. En el fondo lo que pasa es que, aunque ahora mismo desconocemos el alcance, en el fondo sabemos que, detrás de nuestros pequeños problemas cotidianos, hay polvo que preferimos no remover. Total, si ahora mismo está posado y no molesta.

Algún día se normalizará la necesidad de ayuda externa. Ese día dejaremos de aconsejar que los demás vayan al psicólogo ("pero si es normal, no pasa nada") y empezaremos a ir nosotros. Ese día, las imperfecciones de cada uno, será la perfección de todos.

Admiro a los valientes que ya se atreven.

20 junio 2010

La paciencia de Madrid

No suelo entrar en polémicas y más cuando quien las genera sabes que tiene como objetivo provocar. Pero bueno, intentando no entrar en provocación voy, al menos, a decir lo que pienso y lo que siento.

Soy madrileña. Nací y vivo en Madrid, todos mis abuelos son de Madrid (a excepción de una abuela, pero que vino a Madrid muy joven), de hecho no tengo pueblo. Me siento madrileña, me gusta Madrid. A pesar de las obras, el ruido, los precios, el estrés... me gusta. Es un vicio que tengo. Me gusta salir y ver que vayas donde vayas y sea la hora que sea encuentras gente. Me gusta el lado cosmopolita que tiene, me gusta eso que vendemos de que "aquí todo el mundo es bienvenido" y no sólo porque lo vendemos si no porque lo considero una realidad. Me gusta que, los que formamos Madrid, seamos de todas partes.

Quiero dejar claro que el hecho de que adore Madrid, no quita para que adore también el resto de sitios que visito y para que sueñe que me mudo a sitios donde el reloj va más lento, donde se pueda correr por las calles y donde se pueda vivir mejor.

Hoy quiero hablar de la paciencia de Madrid porque constantemente recibe ataques por toooodas partes y no termino de entender el por qué. Nos llaman capitalinos y prepotentes. Nos dicen que no somos neutrales. Sin embargo yo digo que no ponemos puertas a Madrid, no hablamos nunca de partir de menos puntos en las oposiciones si no eres de aquí, no hablamos de cupos absurdos para "protegernos" de los de "fuera", no hablamos de limitaciones por estar recién empadronado aquí.

Sí, somos la capital, ¿y qué más da?, lo importante es que somos una ciudad amistosa que abre las puertas a la diferencia, que no va a imponerte el chotis y el cocido madrileño, que te da la bienvenida. 

Así que basta ya de insultar y sobre todo de quejarse si estás aquí por elección. Igual que a nadie se le obliga a venir, a nadie se le obliga a quedarse. Esto es como aquel eslogan "si encuentra algo mejor, cómpralo". Si no te gusta, eres libre para decirlo, estás en tu derecho de aborrecer Madrid, y hasta ahí estamos de acuerdo. Lo que parece incoherente es que la queja no vaya acompañada de un plan de acción y sin embargo, los que estamos encantados de estar aquí, tengamos que aguantar en silencio. Con un poco de empatía se vería claro que eso a la inversa sería una grosería intolerable. 

Sin embargo en Madrid no sólo tenemos que tolerarlo, si no que lo toleramos... ¡Santa paciencia la de Madrid!


14 junio 2010

Regresando

Venimos de escuchar poesía. Porque en un país donde es prácticamente imposible publicar, alguien, con mucho esfuerzo, lo ha conseguido. Encima es un amigo. 

Allí entre compañeros, amigos, sus alumnos (que ya no le tendrán más como profesor), Juan Carlos subió a leer sus poesías y nosotros que lo escuchábamos, comprobábamos una declaración de principios y una honestidad aplastante. Estaba desnudo frente a nosotros mostrándonos cómo es, cómo ha sido y cómo quiere ser. Alucinante, de verdad.

Y aquí os pongo una de las poesías que me ha hecho un nudo en la garganta. Lo podéis encontrar en el Libro Regreso de Juan Carlos Ortega, editorial Poesía eres tú: http://www.poesiaerestu.com/?p=337


Día de Reflexión 
Juan Carlos Ortega

Dice que su abuelo estaba enfermo,
que llevaba enfermo mucho tiempo
Dice que sus padres fueron a verlo
y que le pidieron que fuera con ellos.
Dice que no quiso,
que se fue a divertirse con sus amigos.
Dice que a los pocos días su abuelo murió
y ya no pudo verlo nunca más.
Dice que se siente culpable,
que ahora le echa mucho de menos.
Dice todo esto llorando.
Le pongo una mano en el hombro.

Digo que su abuelo lo habría entendido,
él sólo es un muchacho.
Digo que puede ofrecerle a cambio,
hacer algo de lo que se sintiera orgulloso.
Digo que sentir culpa no es malo,
que nos ayuda a hacer cosas que no haríamos sin ella.
Digo que la muerte forma parte de la vida,
que hay que saber aceptarlo.
Digo que lleve a su abuelo en el corazón,
que le recuerde de vez en cuando.
Digo todo esto y se suaviza el llanto.
En el aire vibra el amor a los muertos. 


13 junio 2010

No, no y no me gusta el anuncio

Qué repeluco me da un anuncio que hay ahora en la tele de un coche, aunque al menos me ha dado alegría darme cuenta de que la marca no ha conseguido que me quede con el coche que se anuncia. ¡Bien por mí y mi subconsciente! 

Es un anuncio en el que se ve como un grupo de padres (todo hombres) están en la puerta de un colegio/guardería esperando a sus hijos. Los niños salen y todos los recogen menos uno (el del "súper coche" en cuestión), que en lugar de recoger a un niño, recoge a la profesora ante la atenta y envidiosa mirada de los demás hombres.

Exactamente  no sé por qué me indigna, porque los padres son normales y la profesora es guapa pero lo normal en los anuncio. Sin embargo, hay algo en el anuncio que me devuelve una sensación rara. Yo creo que es la mirada babosa que ponen los padres que recogen a los hijos, es la idea que transmiten de "yo si que molo que vengo a recoger a la mujer guapa, no al hijo", esa idea de "vaya mierda que a mí me ha tocado el hijo". 

Creo que es el claro ejemplo de anuncio totalmente incorrecto. Las asociaciones de consumidores se quejan cuando son chicas espectaculares las que salen en ropa interior porque lo ven sexista, pero yo digo que eso es publicidad del producto (la ropa interior) y que mejor que sacarla en una modelo o un modelo al que le sienta divinamente. Pero esto es sutil, es un anuncio de coches que te vende indirectamente una vida donde los hijos son el estorbo y que son sinónimo de la vida aburrida que te toca llevar.

En fin, creo que no se me entiende nada, pero lo importante aquí es que el anuncio me parece caca disfrazada de buen producto.




07 junio 2010

Perros mojados

Siempre me han hecho mucha gracia los perros mojados, pero estos... estos los superan a todos. ¡¡Me parto!!

02 junio 2010

Huid toros, huid

Espero con horror el comienzo de las fiestas en pueblos y principalmente en verano. Y es que, en la mayoría de los casos, pueblos y fiestas van ligadas a toros y vaquillas.

Después de contemplar con nausea lo que pasó en Alhaurín el Grande el pasado fin de semana, siempre me queda el consuelo de pensar que los auténticos estúpidos son minoría, es decir, los capaces de golpear directamente a una vaquilla moribunda son minoría. Y más cuando al menos leo con satisfacción que se va a prohibir este "evento" el año que viene. Así al menos lo dice el ayuntamiento en su web.

Debo decir, que aunque contenta, con estas cosas siempre se me queda el regustillo de que es más fuerte el poder de la televisión que el del raciocinio, pero bueno, algo es algo.

Ya podría pasar lo mismo con las salvajadas que nos esperan: el Toro Embolado, que en la wikipedia aparece como festejo tradicional de España (una vez más: horror), toro de la Vega de Tordesillas, de interés turístico según Wikipedia (ay! qué poto!), las fiestas de Tanos, donde hace dos años murió una vaquilla ahogada con la espuma de un cañón (Olé cultura!) y los miles de festejos con toros y vaquillas de los que ni nos enteramos.

Los espectáculos con animales tienen que, sencillamente, terminar. No podemos seguir disfrutando con el sufrimiento animal. Me da vergüenza que se nos identifique con eso.

Los coliseos de la cultura actual no deberían tener hueco en nuestra sociedad. Basta ya de imágenes salvajes. Y si se extinguen los toros bravos, que se extingan, seguro que a ellos no les importa pasar a ser mansos.