06 diciembre 2010

Gris blanquecino tirando a negro

Ni blanco, ni negro, ni siquiera gris. Así son las cosas, con matices. Porque un día son negras y al día siguiente, o al minuto, o al año, son blancas, al ratito de nuevo negro y cuando te descuidas se quedan en gris.

Porque en el día a día yo me encuentro con esto. Convicciones sexuales ultra-religiosas que se casan embarazadas, amistades profundas que se lían con el novio de su mejor amiga, cornamentas del pasado que acaban en matrimonio de fidelidad intachable... y no son contradicciones, son tonalidades de la vida.

Y es que nadie puede lanzar la primera piedra para lapidar (y juzgar), cuando en la situación más aparentemente contradictoria sus protagonistas son humanos. Antes, hay que pararse a pensar en cómo se sienten sus protagonistas, pensar en qué lo ha podido provocar, en cómo nos sentiríamos nosotros... Y siempre sin olvidar que eso mismo nos podría pasar a nosotros. Aunque suene lejano.

Porque no nos engañemos, todos hemos vivido una contradicción así. Y si vosotros no, yo sí. Y os aseguro que en ese momento no buscas un juicio. Sólo comprensión. Eso es lo que procuro aplicar.

No hay malos malísimos, ni buenos buenísimos, sino gente aprendiendo. A veces hay fallos, la mayoría de veces aciertos, pero mientras tanto conviene que, cuando se trate de personas, aprendamos primero a ver más allá. Sólo así aprenderemos a mirar de verdad.

No hay comentarios: