19 noviembre 2010

Los límites de la verdad

Tiene César una frase: la verdad está sobrevalorada. Con esto, lo que quiere decir es que en teoría todos queremos escuchar la verdad, pero que en la práctica, no queremos escuchar algo que no sea lo que esperamos.

El ejemplo más claro y más tonto: "cariño, ¿te gusta mi nuevo pelo?". Si la respuesta es sincera pero es un no rotundo, no gusta, en cambio un sí claro aunque no sea 100% sincero pues hombre, algo más sí que gusta.

Yo siempre me niego a creer que eso es cierto e intento rebatirlo, pero a veces me doy cuenta que lo hago con argumentos que ni yo misma me creo.

Pero me ha venido a la cabeza de nuevo esta frase porque últimamente estoy pensando en la sinceridad entre amigos y en cuántas veces la verdad se oculta tras las "buenas maneras". Tras un supuesto "no hacer daño".


Porque, ¿dónde está el límite en el cual tú dices lo que piensas sin que sea un meterse donde no te llaman o molestar al otro? ¿se deben dar posibles soluciones a los problemas cuando lo que busca la persona sólo es desahogarse? 

Parece claro pensar que lo mejor es "estudiar" a tu interlocutor y averiguar si lo que busca es consejo, pero si claramente tu interlocutor no quiere oír hablar de soluciones y sólo quiere quejarse y revolverse en su "desgracia", ¿se debe aguantar callado sin aportar tus posibles soluciones que desde fuera se ven o es preferible sólo asentir para evitar enfados del contrario? ¿sería eso una amistad de verdad?

Yo siempre me pregunto qué me gustaría que hicieran conmigo, y aunque a priori (y en teoría) lo tengo muy claro, en realidad no siempre reacciono como debería. Esto me devuelve al inicio del texto, y me hace pensar que quizá César tiene razón y la verdad está realmente sobrevalorada.

¿Nos educan para asumir críticas/comentarios/objecciones de los demás? ¿y para escuchar sin opinar? yo creo que no.

10 comentarios:

LA ESTRATEGIA DEL CAMALEÓN dijo...

Hay algo que no me gusta en eso de "estudiar al interlocutor y averiguar..." como si uno mismo no existiera, y el que sintiera fuera el otro, y hubiera que ponerse en función del otro. El otro está ahí, pero uno mismo también es un interlocutor, y siente, y piensa y se le mueven cosas, poder darle salida también me parece importante. Una cosa es escuchar, tratar de entender, dar tiempo al otro y otra muy diferente ponerse en función de...Básicamente y sin tecnicismos ser un poco menos racionalizador y algo más auténtico no viene mal, y hacer "lo que se te ponga en cada momento",... racionalizando y viendo a ver y... a ver qué quiere el otro y y y... me parece que es un camino que lleva a "lo políticamente correcto" pagando el precio de dejar de ser uno mismo.
He dicho.
Copón.

lágrima dijo...

Creo que no nos educan para ninguna de esas dos cosas pero, a mí me gusta que sean sinceros/as, aunque me pueda doler. Sobre todo porque me gusta ser sincera pero es cierto, que en ocasiones, hasta la persona más sincera deja de serlo.

Elena dijo...

Muchas gracias a los dos por vuestras reflexiones! ay! las relaciones humanas que "complicadas" son a veces.

Un beso

Anónimo dijo...

"Evitar enfados del contrario", ¿Contrario? Me parece que habría que buscar un término más amable para ese interlocutos, aunque no nos deje hablar o no nos quiera escuchar.
Por otro lado... creo, como tú, que no nos educan para no opinar. Y también creo que es imprescindible aprender a escuchar sin juzgar, sin opinar y casi lo más importante, sin intentar resolver los problemas ajenos. EMPATIA al poder.
Aunque a veces... desde fuera se tiene una perspectiva tan diferente que dan ganas de decir "tú lo que tienes que hacer es..."

Animo con las reflexiones! Me gustan mucho.

No he hecho los deberes!

JRU

Anónimo dijo...

vaya blog guapo que tienes, y cómo me molan tus inquietudes! y cómo me molas tú!

camaleoner

Elena dijo...

¿"Contrario"? pues sí, la verdad es que así leído queda un poco... ¿raro? (como poco). Aunque sólo quería referirme al de enfrente...

¿Mi subconsciente me ha jugado una mala pasada? quizá eso dice mucho sobre como vivo yo esas situaciones... mira, me ha hecho pensar porque no me había dado cuenta.

Hay que ver lo que se aprende! Gracias Jeza por el comentario!

Elena dijo...

Camaleoner! hay que ver cómo te quiero!

Carlos Ortega dijo...

Estoy de acuerdo con ánonimo (¿Jeza?)
Empatía. Hay que aprender a ser empático.

Y simpáticos, también,

Una sonrisa.

leo dijo...

Haría falta Ángel Cristo (qepd) para domar al ego para que pudiéramos soportar la verdad. Entretanto, yo también creo que lo mejor es agarrarse a la empatía. Y a la simpatía, como dice Juan Carlos.
Estoy con César en lo de sobrevalorada. Y relativa también. creo. Y necesaria, a veces.
Me gusta tu blog, Elena.
Un saludín.

Elena dijo...

Gracias Leo por tu comentario! vaya sorpresa! una pedazo de escritora en mi blog! qué orgullo! me encanta lo escribes!
Besos