28 mayo 2010

La mujer, ese gran desconocido

Que me perdone el mundo femenino pero yo soy de la opinión de que el critiqueo que nos traemos entre nosotras, que es mil veces más cruel que el de los hombres, nace de la puritita envidia.

¡Pues no es verdad! - dicen ellas en su mayoría
Ya, ya... - digo yo en respuesta

Que si es que luego se queja de que la dicen cosas los tíos cuando va con falda, que si es que esas van buscando, que si venga ya ¿esa guapa?, que si es que lleva las tetas que vamos, que si es que luego dicen que las violan...

Ah! perdón que esta última ya suena peor pero, y las primeras, ¿no son lo mismo? a mí me parece que sí. Y es que las mujeres combatimos nuestra falta de autoestima despreciando a las de enfrente. Si cambiáramos las frases anteriores por otras tipo:

Por qué a mí no me quedará la falda así de bien, y por qué a mí no me van buscando, vaya tía más guapa, por qué no tendré yo más tetas...

Ahí es cuando podríamos empezar a hablar sinceramente y empezar a progresar. Y es que debemos reconocer las virtudes de las demás, y nuestros propios miedos, para poder avanzar más y mejor. Si las mujeres tenemos que vivir y luchar día a día en lo que aún hoy sigue siendo un mundo de hombres conviene que no tengamos más obstáculos de los necesarios en el camino y, menos aún, que esos obstáculos sean nuestras propias zancadillas.

Unión chicas, unión.

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