15 enero 2011

De nada sirve quejarse

Estaba viendo una tanda de anuncios, mientras trataba de ver una película, cuando me he encontrado no pocos anuncios llenitos de lo que en mi casa llamamos machismo encubierto.

Estaba dispuesta a volver a hacer un nuevo post al respecto pero he pensado que no, que de nada sirve quejarse. Esa filosofía muy mía para tantas cosas voy a aplicarla también a esto. Uno se queja pero actúa, si no de nada sirve la queja.

Estoy dispuesta a luchar contra eso con el ejemplo, es decir, demostrando que las cosas no tienen porque ser así. Estoy segura de que puedo demostrar que no es necesario que sean los hombres los que tengan que conseguirnos siempre el coche para darnos "más espacio", ni tampoco hace falta que los hombres miren a las mujeres tras cocinar y suelten frases como "y sin manchar" como si la cocina fuera de ellas.

Nada de eso tiene por qué existir. Con educación puede existir la igualdad, y las mujeres pueden ser las que conduzcan y guíen, las que a veces esperan la cena y otras veces la preparan, y en definitiva, que pueden ser quienes manejen su vida a su antojo sin necesidad de depender de nadie, simplemente eligiendo con quien van a compartir vida y tareas.


Para mí hay una cosa muy clara: la igualdad es el progreso



1 comentario:

Larrey dijo...

Cada casa es un mundo, y mi misión en él es que mis hijos, cuando les pregunten ¿quien cocina en casa? no sepan qeu decir. Normalizar lo que es normal es la mejor forma de lograr la igualdad. Yo no ayudo en casa, eso lo hacía cuando era un niño a mi madre, que era ama de casa. Ahora somos dos, a partes iguales. El reparto ya es cosa de la vida privada.