31 diciembre 2010

Nuevo año, Nuevo diseño, Nuevo deseo

Ahora que acaba el año, estoy con ganas de cambiar la imagen de mi blog. Después de mucho buscar, pero mucho, mucho, éste ha sido el seleccionado. Y aunque no es perfecto, está bien hombre, ¿qué os parece?

Bueno y como no puede ser de otra manera, toca hacer el balance, los propósitos y los deseos típicos de estas fechas: 

Balance: positivísimo. Tengo un amor perfecto en su imperfección y una vida que es para mí un sueño.
Propósitos: decir más lo que quiero y mejorar mi manera de decir que no. Respectar sin invadir.
Deseos: mi deseo es secreto, y de momento no conseguido, e incluye estas dos letras: b y b.

Y para seguir con los rituales, esta noche toca tomar las uvas. Yo soy una fan total de ellas y, sin gustarme demasiado,  me encantan los nervios previos que me producen. Contarlas y recontarlas hasta que cae el carrillón y empieza la contrarreloj. Acumularlas cual hámster y por último intentar tragar y masticar la masa formada. Después, lo mejor, abrazar a mi familia y desear un feliz año.

Así que, aunque esté súper oído, os deseo un muy feliz año 2011. Ya veréis como todos los deseos se cumplen y si no, seguro que si la suerte aparentemente no ayuda, la hacemos un quiebro y buscamos la carretera secundaria para conseguir el mismo resultado.

¡FELIZ NOCHE PARA TODOS!

09 diciembre 2010

Heridas colaterales

En toda separación siempre hay personas heridas. Cuando las separaciones son sin niños cabe pensar que serán más sencillas. Sin embargo, nos olvidamos de unas personitas, que aunque no sean quizá pequeñas, también acaban en medio y en ocasiones teniendo que elegir entre papá y mamá: los amigos.

Estos actores sueñan constantemente con una reconciliación de sus "padres" (como los hijos), intentar mediar entre ellos (como imagino que harán los hijos) y al final tienen que tomar partido y establecer un difícil régimen de visitas (como la mayoría de los hijos).

Todas las separaciones son difíciles, y todos los que las vivimos desde fuera, sentimos que algo también se separa en nuestras vidas. Lo bueno es, que a diferencia de los niños, y aunque también somos heridas colaterales, somos lo suficientemente adultos para estar al lado de los verdaderos protagonistas, apoyando y sabiendo que ocurra lo que ocurra, y acabe como acabe, nos tendrán siempre ahí.

Yo por si acaso, ya le he dicho a César, que si algún nos separamos, tendremos que ir al juzgado a luchar por la custodia de nuestros amigos, pero a luchar de verdad, de verdad, porque creo que, si les dejo elegir, se van a querer ir con "papá". 


Con todo mi amor para vosotros dos. 

06 diciembre 2010

Gris blanquecino tirando a negro

Ni blanco, ni negro, ni siquiera gris. Así son las cosas, con matices. Porque un día son negras y al día siguiente, o al minuto, o al año, son blancas, al ratito de nuevo negro y cuando te descuidas se quedan en gris.

Porque en el día a día yo me encuentro con esto. Convicciones sexuales ultra-religiosas que se casan embarazadas, amistades profundas que se lían con el novio de su mejor amiga, cornamentas del pasado que acaban en matrimonio de fidelidad intachable... y no son contradicciones, son tonalidades de la vida.

Y es que nadie puede lanzar la primera piedra para lapidar (y juzgar), cuando en la situación más aparentemente contradictoria sus protagonistas son humanos. Antes, hay que pararse a pensar en cómo se sienten sus protagonistas, pensar en qué lo ha podido provocar, en cómo nos sentiríamos nosotros... Y siempre sin olvidar que eso mismo nos podría pasar a nosotros. Aunque suene lejano.

Porque no nos engañemos, todos hemos vivido una contradicción así. Y si vosotros no, yo sí. Y os aseguro que en ese momento no buscas un juicio. Sólo comprensión. Eso es lo que procuro aplicar.

No hay malos malísimos, ni buenos buenísimos, sino gente aprendiendo. A veces hay fallos, la mayoría de veces aciertos, pero mientras tanto conviene que, cuando se trate de personas, aprendamos primero a ver más allá. Sólo así aprenderemos a mirar de verdad.