Ahora que acaba el año, estoy con ganas de cambiar la imagen de mi blog. Después de mucho buscar, pero mucho, mucho, éste ha sido el seleccionado. Y aunque no es perfecto, está bien hombre, ¿qué os parece?
Bueno y como no puede ser de otra manera, toca hacer el balance, los propósitos y los deseos típicos de estas fechas:
Balance: positivísimo. Tengo un amor perfecto en su imperfección y una vida que es para mí un sueño.
Propósitos: decir más lo que quiero y mejorar mi manera de decir que no. Respectar sin invadir.
Deseos: mi deseo es secreto, y de momento no conseguido, e incluye estas dos letras: b y b.
Y para seguir con los rituales, esta noche toca tomar las uvas. Yo soy una fan total de ellas y, sin gustarme demasiado, me encantan los nervios previos que me producen. Contarlas y recontarlas hasta que cae el carrillón y empieza la contrarreloj. Acumularlas cual hámster y por último intentar tragar y masticar la masa formada. Después, lo mejor, abrazar a mi familia y desear un feliz año.
Así que, aunque esté súper oído, os deseo un muy feliz año 2011. Ya veréis como todos los deseos se cumplen y si no, seguro que si la suerte aparentemente no ayuda, la hacemos un quiebro y buscamos la carretera secundaria para conseguir el mismo resultado.
¡FELIZ NOCHE PARA TODOS!